domingo, 18 de abril de 2010

Soy un completo incompleto

si me giro y no te veo. Eso dijo.

Me levanto, nos vamos. Él viene detrás, me coge de la mano, tira de mi y me besa.
Se ve que ya no nos vamos, me parece bien.

Me siento, se sienta a unos metros. Estás demasiado lejos, me pongo de pie y me quedo a su lado. Sigo las líneas de sus manos hasta que él estrecha las mías. Me mira hasta que no lo soporto más y frunzo el ceño. ¿Por qué me mira? Y me dice que por qué le miro. Bueno, pues si te molesta dejo de mirarte. No pasan un suspiro y niega con fuerza. ¡No! Mírame, me gusta, te siento cerca. Y le miro otra vez. Aquí se está bien.

Me llaman, nos tenemos que ir. Cinco minutos más, por favoooooor... Y tiro de él, pero me dejo llevar. Así no nos podemos ir, si no dejas de besarme. Es que si te pones tan cerca no lo puedo evitar, la culpa es tuya, le digo. Insiste, cinco minutos mááás...
Y abajo quedan diez minutos más, fingiendo un cine y un bol de palomitas. Coge más, dice, están bien de sal? Y sonríe. Las mejores palomitas invisibles que he tomado, sin duda.

¡Mañana te veo!

Y de repente... Se acaba. No debería haber dicho nada a Sara, cuenta. No tendría que haberle dicho nada, si llego a saber que se me pasaría tan rápido no la habría hecho daño.

No es que duela.. Pica un poco, sólo eso. Es que.. se estaba bien.