jueves, 17 de noviembre de 2011

I know I fed your desires

Because I've been murdering your soul.

Tengo unas vistas impresionantes Creo que los personajes de las novelas, la imaginación, necesita de vistas así. Las mejores siempre están en las alturas y no hay rincón que se me escape entre los edificios que recortan el cielo, todo desde mi ventana. Aquí abajo no hay nada, así que solo queda fijar la mirada lejos, donde yo no soy más que un punto para las personitas que se invierten en mi retina.
La que está sentada en el banco, se me ocurre que es algo vanidosa, puede que demasiado dependiente, habla demasiado, pero desde donde yo miro, diremos que es encantadora. Cogerá el tren, seguro que temprano, con vistas también al horizonte. Verá la noche de invierno haciendo como que acaba. La compañía, incómoda. Caras largas y extrañas, sin nada que destacar. El paisaje, sucio, salpicado de polígonos y alguna torre a lo lejos, atravesando el amanecer. Y en el tren sonríe porque le gustan sus zapatos y va a ser invencible, y un chico que anda cantando solo, tocando una batería imaginaria mientras en el tren todos le miran haciéndole saber que molesta, la está mirando a ella. Demasiada vida a esas horas de la mañana para pararse en una reflexión sobre las primeras impresiones, se limitará a pensar que podría enamorar al chico, y la historia sería digna de contar. Pero esa es su parada, y el músico apenas se ha fijado en ella.
Sin volver del todo a la realidad, otra vez en mi ventana, un pájaro. Salta como si, al posarse, la superficie le quemara, y vuelve a suspenderse en el aire muy rápido, y de nuevo se posa. Me apoyo en los codos para observarle, pero no le gusta la compañía, y se va, esta vez volando.

Un cálculo exacto de todo lo que me ofrece este horizonte me asustaría, porque es demasiado lo que desaprovecho. Historias para todos, millones de mundos y razones imposibles, que podrían ser mías... y sin embargo...
Demasiados pensamientos, para tan pocas palabras.



sábado, 15 de octubre de 2011

I don't quite know..

...how to say how I feel. Those three words are said too much, they're not enough.


domingo, 25 de septiembre de 2011

Concretamente

Desayuno con mi nueva receta: cereales en un bol, y una frase "hoy voy a ser mejor".

Lo veo, y sumo el olor de los domingos por aquí. Si no dejas de acostumbrarte a ellos no lo ves, pero es muy característico. Sé de un coche que está camino de la playa, y deja para mí todo esto. Algún vecino tiene la música altísima desde las nueve, pero he decidido que me gusta. Hay mermelada en la nevera, y chistes malos escritos en post-its. En varios kilómetros a la redonda no me queda nada de lo que quejarme, y dicen las aceras que no esperan de mí nada que no sean pasos firmes, y quizá algún salto cuando nadie mire. Y si miran, también.




sábado, 24 de septiembre de 2011

Come on, skinny love, just last the year..

Tengo un ritmo que se salta el orden de los latidos de mi corazón y se aleja de la velocidad con la que corre la sangre por mis venas. Se descomponen y se me descompensan los ritmos en momentos precisos, cuando menos lo espero. Pensando que algo está bajo control, es fácil caer en el error de que la solución de lo que pueda pasar está en mis manos, pero el control va estrechando su sujección y desgastando aquello que tiene debajo. Y entonces los ritmos se ralentizan, porque lo notan. Y cuando caen en su error paran de una forma terrible que nadie ve venir, y me pregunto cómo puede ser que mis manos aun tengan color si la sangre se ha parado, y no hay oxígeno que avance. La respuesta es fácil, es el ritmo de otra cosa el que se ha parado, escapando de un par de latidos. Cuando vuelve a ponerse en marcha tarda en alcanzar la sangre que inexplicablemente seguía corriendo, y está ahí la descompensación que me hace ahora ponerme a escribir.
Es mucho más simple que todo esto. Se me desgastaron las fuerzas, y cuando volvieron alguien me dijo que no tenían utilidad, y me faltó el aire. Se queda en standby todo lo que puedo razonar.



sábado, 17 de septiembre de 2011

Song beneath the song.

Las canciones son más de lo que parecen, y los poemas, y libros, y todo lo que pueda significar algo. Porque si puede significar algo, creo que significará más cosas de las que parece.
Escucho música todos los días, me fijo en las letras, me gusta el sonido, la voz. Soy una persona observadora y me pierdo en los detalles. Inútiles la mayoría, a mi curiosidad la vuelven loca, la pobre no es nada selectiva. Pero de repente ha hecho algo bien, la canción que más sencilla parecía, o aquella de la que creía saberlo todo, me dice algo nuevo. Cuando menos lo espero, algo me llama la atención en ella mientras la tengo de fondo, y me paro y la escucho de verdad. Actúa, o algo así. Y me cuenta cómo soy, o dónde estoy, o qué quiero, o qué pelotas está pasando. Y ya sabe más que yo.
Me pasa demasiado a menudo que la frase justa llega en el momento más oportuno. Pero si eso es todo lo que consigo en el día, no me hace falta mucho más, porque llámame loca, pero hay algo en el universo que termina funcionando como debe ser, con eso ya duermo tranquila.

and there's a beating in my chest, and it's seeming to suggest that before this day is through it might go my way. So I sit back in my seat, I scribble down something that's sweet about a boy, a girl, an endless stretch of scenery. Cause it's like falling to your knees before a stranger on the street. I did it just the other day, you should have seen me..

I wanna remember this night, and how my words never came out right. It's just my patience that keeps me alive, just like all those pretty lights in the sky.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Awkwardly speaking with nothing to say.

Tengo una cama encima de la cabeza. Hay gente que teme las literas cuando duermen arriba pero creo que el peligro acecha de verdad a la cama de abajo. Si se cae la cama superior contigo encima caes en blando, si se cae esa misma estando tú debajo, lo siento por tu nariz. Tengo el consuelo de que el colchón sobre mi cabeza está deshabitado, pero sigue sin inspirar confianza. Así que no me duermo, porque el estado de vigilia parece mil veces más seguro.

O quizá las literas me dan igual y mi problema es otro. A lo mejor mi cama, que tiene más anchura que yo altura, me está esperando a 200 kilómetros de aquí con los cojines tristes, porque piensa que la he abandonado por una mejor. Pero a mí me pone triste pensar en ella, aun falta desgastarla por demasiados rincones.
Pero ahora, estoy en esta cama nueva, esperando a la llegada de una vida diferente. Esperaba rincones huecos esperando que yo los llenara, esperaba algo que me gritara que quiere ahí mi huella. Estanterías vacías, por alejarme de la metáfora y pasarme a lo tangible. Pero no sé, todavía no las he visto por aquí. Solo está vacía la litera, que irónicamente no soy capaz de llenar. Aunque si pudiera estar en dos camas a la vez no serían las de arriba y abajo de una litera, morir espachurrada por mí... hmmm, raro.
Me tendré que currar este rinconcito, anyway.Tengo que explicarle de qué va la cosa, porque no he venido a por una mesa para estudiar y otra para comer, quiero una vida entera, o... un buen pedazo de vida. No una familia entera, pero sí un pedazo de familiaridad. Y... entre todo el pánico que las vocecitas de primer día y de mudanza crean en mí he encontrado algo que he traído con mi más previsora buena fe. Tengo una maleta entera esperando un hueco, pero un peluche se hace hueco solo, y pasa lo mismo con mi calavera. Tiene una rana encima y debajo se lee Salamanca. Ha pasado por todas mis casas y viene del día en que pensé dónde estudiaría. Dije iré a la universidad de Salamanca. Y veo mis mofletes de antaño dentro de una calavera, y pienso que me puedo llevar la familiaridad a donde yo quiera. Siempre habrá una manta, y un paseo descalzo los domingos por la cocina. Cualquier cocina, y cualquier manta.

Querer y necesitar son curiosos. Querer quiero llenar esto de mis cosas. Necesitar, necesito saber que no me voy a despertar mañana sin saber donde estoy. Me dicen por aquí que esto no es Salamanca, y no se está tan mal. Si mañana sigo sabiéndolo, bien. Lo que quiero vendrá cuando el pánico se vaya, una vez cubierto lo que necesito. Y entonces, todo bien. Entonces, bien. Mañana, bien.

Y para ponerme firme, en cuanto deje de mirarme así el somier de aquí arriba, empezaré a mentalizarle de que de aquí a cinco años más le vale que nos llevemos bien.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Venga chatos!

McFly es un grupo monísimo. Y con esto me refiero a que es el típico grupo al que achucharías cual cachorro, nada rebelde, nada fuera de su británico optimismo. Tacita de te, un par de pastas y quizá, así a lo loco, un concierto a las seis de la tarde. No me malinterpretéis, me caen chévere.
EL CASO ES que tienen una canción en la que "desearían envolver su corazón en papel de burbujitas", todo un drama y tal.. y minutos después nos dicen "life's a bitch, but so are you." Tal cual, con la misma voz y en el mismo tono.
Creo que la traducción es innecesaria, pero la haré por gusto: la vida es puta, pero tú también lo eres (hay quien añadiría un "so cerda" True story.). Y he pensando que es una gran frase, o podría serlo. Pero es demasiado complejo de entender, porque si la vida es puta para las.. putas, entonces sería más bien justa, no? Pero no es así, muchas veces a las desgraciadas les va bien. Y yo que me alegro, la verdad. Casi siempre. Vive y deja vivir, paz y amor, florecillas y.. que sí que sí. Todo el mundo se merece ser feliz pero como que me toca de vez en cuando en lo más profundo del pequeño rencor hacia el mundo que me cabe dentro.
Me vais a permitir que suelte palabras sin razonar, porque si las razono no las entiendo. Ready? Here it goes:

Fáciles, realmente fáciles hay muy pocas cosas en la vida. No es fácil conservar una amistad, tampoco lo es querer a alguien, ni decidir a quién odiar y a quién querer. Para mí, sin embargo, habría sido tremendamente sencillo odiar todo esto. Pero creo que me gustan los retos, a veces me esfuerzo, y encontré que quizá no todo está perdido en este lugar. Entre estas calles hechas piedra y paredes caídas, que han crecido con macetas, árboles atravesando muros, piedras que no pudieron romper y fuentes que nunca he visto secas. Entre un suelo desnivelado y un cielo siempre tapado por las nubes. Entre demasiadas cabezas predecibles y demasiados problemas insignificantes pensé que encontraría un hueco en el que no estorbase demasiado. Y al final, esto está lleno de cosas geniales, y de gente que me encantaría volver a conocer en otras mil vidas. Pero en realidad no hay diferencia entre estos suelos y estas paredes y las de cualquier otro sitio. Es la misma mierda, las mismas decepciones, las mismas situaciones que se repiten en cada rincón. En todas hay alguien esforzándose, alguien que intenta cambiar las cosas. Pero en todas hay muros de costumbre y facilidad, que no necesitan nada de nadie, así que se proponen joder. Porque oye, ande yo caliente que se joda todo hijo de vecino. Y aparece un erudito que nos dice que el egoísmo es lo mejor, y como debemos ser idiotas, le quitamos la razón. Porque ahora, si intentas ser buena persona, eres idiota. Y no lo digo yo, lo dicen todos los que viven bien así como les va. Les va bien, porque los idiotas como yo hemos conseguido eso para ellos. Pensando que igual eres necesario, pensando que lo mismo, en un momento de lucidez consigues cambiar el mundo. PERO QUÉ VA. El mundo está perfectamente sin que le toques los cojones, tú dame lo que puedas, pero no me rayes la cabeza. Y eso, para el mundo, es fácil.
Pero llega un día en que los idiotas no son tan idiotas, y el mundo se queda solo, cojo y bien jodido, porque a ver quién es el guapo que le ayuda a andar. Y lo peor, es que cuando el mundo cojea, al idiota que ha espabilado le llega de rebote todo lo malo, y el cojo se tropieza y se te cae encima. Total, que da igual lo que intentes hacer por el mundo, porque siempre hay cabezas vacías que acabarán jodiendo tu plan de futuro, sea cual sea. Si quieres dejar el mundo como está, un idiota idealista te dirá que hay que mejorarlo. Si eres un idiota idealista, aquellos que más deberían mejorar te mandarán bien lejos. Y así no avanza nadie.

Por mí, les podrían dar a todos bien por culo. Sería fácil. Pero hoy me he propuesto tocarle la moral a Nietzsche, así que no voy a hacer lo fácil, lo que de verdad quiero hacer, y os diré cosas bonitas. Y me conformaré.

Para que así, la venganza os pille desprevenidos.


...Debería añadir que no sé muy bien cuándo escribí esto, comenzó el 7 de Abril y probablemente acabe el 10 de agosto, pero la noche es joven y tengo aún cosas que hacer.


miércoles, 27 de julio de 2011

These words are my heart and soul.

El verano elevado al máximo exponente. Un pueblo desierto a la hora de la siesta, solo se oye el sol derritiendo la acera, y las chicharras roncar. A lo lejos, quizá el sonido de páginas pasando, La Hojarasca, edición de 1969. Y leo "Ella está abriendo y cerrando las puertas, aguardando a que el reloj patriarcal se incorpore de la siesta y le agasaje los sentidos con la campanada de las tres. Antes de que el niño vuelva a quedarse recto, pensativo, la mujer ha rodado la máquina hacia el corredor y los hombres han mordido dos veces los tabacos, mientras observan una ida y vuelta completa de la navaja.; y Águeda, la tullida, hace un último esfuerzo por despertar las rodillas; y la señora Rebeca da una nueva vuelta a la cerradura y piensa: «míercoles en Macondo, Buen día para enterrar al diablo» Pero entonces el niño vuelve a mover­se y hay una nueva transformación en el tiem­po. Mientras se mueva algo, puede saberse que el tiempo ha transcurrido. Antes no. Antes de que algo se mueva es el tiempo eterno, el su­dor, la camisa babeando sobre el pellejo y el muerto insobornable y helado detrás de su len­gua mordida. Por eso no transcurre el tiempo para el ahorcado: porque aunque la mano del niño se mueva, él no lo sabe. Y mientras el muerto lo ignora (porque el niño continúa mo­viendo la mano) Águeda debe de haber corri­do una nueva cuenta en el rosario; la señora Rebeca, tendida en la silla plegadiza, está per­pleja, viendo que el reloj permanece fijo al bor­de del minuto inminente, y Águeda ha tenido tiempo (aunque en el reloj de la señora Rebeca no haya transcurrido el segundo) de pasar una nueva cuenta en el rosario y pensar: «Esto haría si pudiera ir hasta donde el padre Ángel.» Luego la mano del niño desciende y la navaja aprovecha el movimiento en la penca y uno de los hombres, sentado en la frescura del quicio, dice: «Deben ser como las tres y media, ¿no es cierto?» Entonces la mano se detiene. Otra vez el reloj muerto a la orilla del minuto siguiente, otra vez la navaja detenida en el espacio de su propio acero. Pero el nuevo movimiento se frus­tra, mi padre entra a la habitación y los dos tiempos se reconcilian; las dos mitades ajus­tan, se consolidan, y el reloj de la señora Re­beca cae en la cuenta de que ha estado con­fundido entre la parsimonia del niño y la im­paciencia de la viuda, y entonces bosteza, ofus­cado, se zambulle en la prodigiosa quietud del momento, y sale después chorreante de tiem­po líquido, de tiempo exacto y rectificado, y se inclina hacia adelante y dice con ceremoniosa dignidad: «Son las dos y cuarenta y siete mi­nutos, exactamente.» "

Y que digan que las palabras tienen límites me sigue sorprendiendo. No se podrá tocar el tiempo, ni se podrá verlo pasar, pero existiendo las palabras, para mí pierden importancia los sentidos. Se nota el tiempo, se siente pasar entre las páginas. Que ole las pelotas de García Marquez dicho sea de paso, y hablando mal y pronto.
Y además, no me canso de decirlo: maravilloso el castellano.
Por lento que pase, por tortuoso que sea... ah, verano. Verano. Aburrido PERO menos es nada.


I don't want this moment to ever end.. when everything's nothing without you.

domingo, 10 de julio de 2011

Dreams and pages.

Sucede que existe en el mundo gente con éxito que hace notar que lo tiene. Y sucede también que el resto somos espectadores de ese éxito que han conseguido, el éxito de verdad. No sé cómo se consigue pero hay personas que lo han alcanzado, haciendo en la vida lo que quieren hacer, haciéndolo bien, y siendo remunerados, que es un dato a considerar.
El caso es que todos queremos ese tipo de éxito, y cuando nos encontramos a una de esas personas que lo tienen, algo dentro de nosotros quiere verse reflejado en ellos. El médico que está siendo entrevistado, el propio periodista, el cantante que habla de cómo llegó tan alto... Todos tienen un par de miles de espectadores pensando lo increíble que sería estar en su lugar de aquí a unos años. No parece nada útil o reconfortante, pero sí que lo es. Porque esos que demuestran que el éxito existe, lo hacen alcanzable. Está ahí, y hay que ir a por ello. La única cuestión es por dónde.
Al menos, sabemos a quién envidiamos. O yo lo sé, porque usar el plural me parece muy arriesgado.
Entrevistaban a Ken Follet, y dijo que leer es lo que convierte al escritor en escritor. Quiero que me entrevisten y decir que oí a Ken Follet decir eso, y pensé "me entrevistarán, porque voy a ser escritora"

domingo, 3 de julio de 2011

Something I can never have.

Hay dos relojes paralelos que solo se escuchan de noche, un reloj frente a otro, y señalan la misma hora. Llevan ritmos distintos y cuelgan de la pared como un reloj de estación.
Pero son dos, dos relojes juntos. Y otro algo más independiente que no sabe qué ritmo lleva, que cada cinco horas se despista, y por la noche se cruza con su segundero. Se cruzan su ritmo y sus minutos y ahí surge el problema. Por la mañana no tiene hora, pero con él me he rendido y ya nunca intento que se encarrile, aun me quedan los relojes paralelos. De ellos puedo decir que ninguno depende del otro, cuentan lo mismo pero se escuchan diferente. Laten por separado, pero juntos parecen el trotar del tiempo sobre tierra dura, como caballos cansados. Y aun siendo libres, se acercan a un mismo momento.
Tengo dos relojes en la pared que son encantadores, cumplieron conmigo 18 y antes de venir a casa malvivían sin funcionar en una tienda horrible. Ahora han cambiado el polvo que los cubría por un montoncito de yeso en el suelo, que viene a sellar su perpetuidad en mi pared. Ellos son dos con un mismo objetivo, en dos direcciones distintas. Útiles y encantadores.
El pequeño reloj de la mesilla es solo uno, de madera ligera y venido desde Praga, me esperó en casa hasta que yo pude llegar aquí. El reloj con el que duermo llegó antes que yo, nunca sabe qué hora es, y no avisa cuando se despista. Nunca sé qué esperar de él, excepto su inconfundible hambre de pilas. Es un gasto, un ruido irregular que acelera, desacelera y para. Y vuelve cuando menos te lo esperas. Una locura que te saca de quicio, pero no tiene que seguir ninguna regla.

Si miro a uno de ellos, deseo estar mirando al otro. Y minutos más tarde deseo no haber mirado, no querer saber qué hora es. Arrepentimiento, culpabilidad y algo de cariño hacen que una voz interna me recrimine, y me centro en saber con exactitud el tiempo que tengo. Y de nuevo me arrepiento, y no quiero saberlo, hasta que el ruido de los tres sube su volumen y me rindo. No puedo elegir, no existe el todo o nada cuando todo es contradictorio. Tendré algo, deseando siempre tener más, y dejar de tener a la vez.


Teléfono, o incluso un bus, unos ojos azules... y resolución a los pensamientos contradictorios. Ahora no busco incomprendidos, alguien me busca a mí, y creo que yo no me comprendo. Es divertido. Se sigue oyendo... tic-t-tac-ttoc-tic-tt-tactoc-tic-t-tac-ttoc-tic-tt..


lunes, 6 de junio de 2011

FASE 3

Nada de nacionalizar los medios de producción, voy a hacer algo que no tiene nada que ver. Voy a hacer algo que a nadie más que a mí le importa una mierda.
Voy a hacer algo en cuanto publique esta entrada que hace que me tiemblen las rodillas. Y no sé por qué lo voy a hacer, pero aquí me tenéis, como si fuera una persona con determinación.
Este blog va a dejar de ser privado.


MADRE MÍA LO QUE HA DICHO!

domingo, 5 de junio de 2011

Futuro borrador inacabado

Dijo un brillante personaje ficticio que es el sonido de las teclas, la cadencia de la letra tras letra, la que va formando al escritor en cada momento. Puedes comenzar copiando un texto, la costumbre de ir tecleando hará tuyas las palabras, hasta que encuentres la inspiración.
Así que me he sentado frente a un antiguo texto de dos párrafos cortos en los que hablaba de trenes y creo que he hecho más completa su historia. Puede, quién sabe.
Ahora sigo sentada y no quiero parar, aquí me tenéis. Intento soltar el mayor número de palabras posible aunque se me empiezan a agotar las ideas. Además, cada vez que me paseo por el blog siento que estoy viviendo una espiral de hechos que no dejan de repetirse. Soy como una gramola con una sola canción, es pesadísimo. Que si quiero ser de tal manera, que si quiero hacer tal cosa, que si a la mierda con los demás.. Ya, si sé quién dices.
No dejo de intentar perfilar la persona que quiero ser, y no sé qué me impide dejar de hablar y serlo. Diría que voy a dejarme de tonterías pero estoy harta de añadir cosas a la lista de cosas que "voy a hacer"
Siempre es un nuevo día, siempre voy a volver a empezar. A tomar por saco señores! Estoy tiene que empezar de verdad. Y no quiero avisar a nadie, tiene que salir de dentro y quedarse en mí, creo que definitivamente, a mí se me va la fuerza por las teclas.

martes, 24 de mayo de 2011

Unaccompained minor

Hay palabras que pueden llenarte tanto la boca que casi parece que estallan. Una de mis favoritas, que solo se oye en mi cabeza para evitar explosiones innecesarias es "dejadme en paz". Incluso es mejor en inglés: leave me alone. Se escucha despacito, y suena convincente. Claro que en mi cabeza no le queda otra, no hay nadie más que yo,así que realmente me están dejando en paz, a mí sola.
Es una sensación gigantesca. Brillante. Siempre que no tengas batalla contigo mismo... Es tranquilidad de una forma extraña. No quiero que venga el mundo y me saque de mí. Yo puedo estar bien, pero hay días que lo malo de uno son los demás.


Here in these deep city lights, girl could get lost... tonight.

lunes, 23 de mayo de 2011

Other lives.

Cuando decimos que la gente no cambia, volvemos locos a los científicos y estudiosos (puede que podamos excluir a Parménides (mierda, sé eso!)) porque el cambio es lo único que de verdad permanece. La vida cambia, las cosas pasan, los amigos vienen y se van, los sueños desaparecen, se cumplen o se olvidan, el tiempo corre. Es lo que hace todo esto interesante, y sin embargo, nos empeñamos en buscar eso que sigue igual (no hablo por nadie que no se de por aludido, que conste) eso que parece continuar ignorando el tiempo. Y si lo encontramos, sea lo que sea, parece un pequeño cachito de héroe que es capaz de todo, o al menos, un cachito que parece lindo.
Pero el cambio puede ser mejor, el cambio son oportunidades, es abrir todas tus ventanas y empezar, hacer desaparecer el tiempo que ya ha pasado y ver el que viene. Odio ponerme filosófica pero creo que es la primera vez que me gustan los cambios, veo millones de cosas dentro. Juntas, y arremolinadas pueden parecen un agujero negro, pero estoy segura de que no lo son. Si lo parece es solo porque son demasiadas, quizá el riesgo esté en que ante el cambio hay que escoger, y cuando escoges algo estás dejando de lado otra cosa. Pero no deja de ser emocionante.
Y cuando no lo es... el tiempo, que es al fin y al cabo el que nos tiene que vender la moto, acabará convenciéndonos de que en los cambios está la clave. Aunque parece ilógico esperar al tiempo, al menos esperas con la certeza de que llegará. Cambiará, y no se nos puede dar tan mal.

Una de la madrugada, tras ocho horas estudiando. Podría haber vaticinado el fin del mundo... en vez de eso, creo me he portado.

sábado, 21 de mayo de 2011

Es el momento.

De que os sentéis a esperar algo de mí. Solo algo. Porque también es el momento de que vea que mi límite no queda tan arriba como imaginaba, aunque parece que aún tiene cierta altura.
Sentaos, esperad. Yo no tengo tiempo para ayudar pero creo que os será fácil encontrar una silla.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Standing ovation

El joven Friedrich Hölderlin vivía en una familia protestante adinerada, en un pequeño pueblo alemán. Su padre murió al poco de nacer él, y su madre se casó de nuevo. Su padrastro también murió, y de sus seis hermanos solo sobrevivieron dos. Mientras estudiaba en un seminario de teología se hizo amigo de Hegel y Schelling (los filósofos, ahá) Hay quien dice que ellos fueron los que aprendieron de Hölderlin, ahí donde se le veía. Pero él no era filósofo, admiraba la belleza, tradujo al alemán algunas tragedias griegas, y escribió poesía. Cuando terminó de estudiar se dedicó a educar a hijos de nobles y ricos, hasta que Schiller publicó un fragmento de una novela que él estaba escribiendo. El Hiperión, una novela del siglo diecinueva a la altura de los griegos, pero como todo buen escritor, Friedrich no tenía dinero. Trabajó para un comerciante que le proporcionaba un lugar en su casa, y Hölderlin se enamoró de su mujer. Para desgracia de ambos, Susette, la mujer del comerciante se enamoró también del escritor. Hölderlin creó para ella una tragedia, en la que Susette era Diotima, y su amor no era mucho más posible que en la realidad. La suerte de la pareja se hundió cuando el marido de Susette echó a Hölderlin de su casa, tras una dura discusión en la que él no tenía defensa. Tuvo que marcharse, sin dinero, trabajo ni hogar, pero no se fue muy lejos y una vez al mes seguía buscando a su Diotima.
Un día, un amigo le convenció y Hölderlin se marchó a Burdeos, a probar suerte, pero el recuerdo de Susette y su mala fortuna pudieron con él, y decidió volver a casa. Seguía sin tener nada, así que volvió a Frankfurt caminando. Caminando, vía París. Caminando, hasta Frankfurt.
Cuando llegó a casa había perdido el juicio, pronunciaba palabras sin orden, nombraba personajes de sus obras y no reconocía a los que estaban a su alrededor. Tenía largas conversaciones consigo mismo y se movía de forma extraña. Su vida fue una extraña sucesión de manicomios intercalados con la vida con su madre, hasta que un carpintero que conocía su obra, y estaba admirado se ofreció para cuidarle. Zimmer, el carpintero, fue la pieza que mantuvo la vida de Hölderlin durante 36 años con cierto orden. Hölderlin, el amigo de Zimmer, el brillante escritor que se había equivocado de época.
Una admiradora de su obra, antigua conocida de Hölderlin, le regaló un piano, a sabiendas de que en su juventud era un gran músico. El escritor abrió el piano y cortó algunas de las cuerdas, con precisión y cuidado. Momentos después tomó sus partituras y las cambió, resturó más de quince obras en un tiempo récord, y se puso a tocar. En ningún momento tocó una tecla que no sonara, y las piezas eran maravillosas. Zimmer las describió como intensas, y de repente completas y cuerdas, hasta que de nuevo eran una sucesión de sentimientos, que en ningún momento estaban desafinados o sonaban estruendosos.
Aquí la mayoría de gente piensa "jodido Hölderlin" Yo ya me estaba enamorando. Pero además, nunca dejó de escribir, y los poemas que consiguió son, incomprensiblemente, un ejemplo perfecto de cordura.
El 21 de abril de 1841, un poeta que admiró siempre a Hölderlin, y le visitó cada día, Christoph Schwab, escribió en su diario: "Hoy de nuevo estuve con él para recoger algunos poemas que había hecho. Eran dos y estaban sin firma. La hija de Zimmer me dijo que debía rogarle que pusiera su firma. Entré y lo hice: entonces se enfureció y anduvo de acá para allá por la habitación, cogió la silla y tan pronto la ponía aquí como allí con violencia, gritaba palabras incomprensibles, entre las que solo pronunciaba con claridad "me llamo Scardanelli". Por fin, se sentó y en su exasperación escribió el nombre de Scardanelli."

Este es uno de los Poemas de la locura, que se publicaron tras la muerte de Hölderlin, El espíritu del tiempo:

La vida es la tarea del hombre en este mundo,
Y así como los años pasan, así como los tiempos hacia lo más alto avanzan,
Así el cambio existe, así
En el paso de los años se alcanza la permanencia;
La perfección se logra en esta vida
Acomodándose a ella la noble ambición de los hombres.
24 de mayo de 1748
Humildemente, Scardanelli.

I.G. Fischer afirma que visitando a Hölderlin en abril de 1843 le pidió al poeta que le escribiera unos versos. Hölderlin preguntó por el tema: "lo que Vuestra Santidad desee... ¿He de escribir sobre Grecia, sobre la Primavera, o sobre el Espíritu del Tiempo?" Fischer le sugirió lo último, y Hölderlin se sentó y tomó la pluma.

Las mentes brillantes no desaparecen. Se esconden, y aprenden de otra manera. Son brillantes. Y no creo que existan los locos, aunque quizá la realidad pueda ser distinta para ciertos... seres brillantes.

miércoles, 5 de enero de 2011

Pasando, y valiendo

Gilipolleces a parte, empezaré con buen pie y con el continuaré. Ser feliz es algo que hay que conseguir por esfuerzo propio, y como todo... es acostumbrarse. Voy a crear en mi esa costumbre, sé que se me va a dar bien.