domingo, 8 de marzo de 2009

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Odio cuando llega este punto. Odio cuando ya no me quedan ganas de odiarte y ya sólo me apetece rendirme, y que hagas lo que te parezca. Odio sentirme machacada y derrotada... y sobre todo, odio que tú tengas la culpa. Imbécil.
Decídete de una vez, pero deja de marearme, porque llegará un momento en que pierda el equilibrio, y quizá no ponga nada de mi parte. Y quizá me deje de importar qué es lo que quieres y qué lo que quiero yo, y acabe siendo la que te mande lejos.
Y no quiero, porque tarde o temprano me arrepentiré.

Pero venga. Vuelve, contesta, dime lo que piensas de una puuuuñetera vez! Que me estoy cansando de tener ganas de pegarte, y de abrazarte, de llorar, y de hacerte sentir mal, y de hacerte creer que en realidad la culpa es mía, y de abrazarte otra vez, y de gritarte..

BOH!

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