sábado, 19 de diciembre de 2009

A gritos y cegueras.

El mundo, definitivamente, no es bonito. No tiene gracia, no es perfecto y no da lo justo a cada persona. El mundo no se merece todos los adjetivos hermosos que he intentado atribuirle.
Sin embargo, hay muchas cosas en el mundo (cosas aisladas, concretas, y afortunadamente numerosas) que merecen cualquier pena. De modo que luchar siempre será necesario, y siempre será estupendo, pero me niego a seguir diciendo que el mundo es hermoso y las personas son por naturaleza buenas. Ser bueno requiere esfuerzo, requiere cierto sacrificio ya que si eres bueno, tu felicidad no será sólo para ti, y muchas veces ni siquiera será tuya.
Pero existen luces, luces que te enseñan un camino por el cual ser buena persona te ofrece tu felicidad dándosela a otros. Luces que son, en definitiva, personas. Y con ellas, sentimientos.

Pasando de generalidades... qué pasa cuando hacer feliz a otra persona te ofrece sólo infelicidad? Qué pasa cuando, sencillamente, conseguir su felicidad es imposible?
Vamos, que qué hago?! Qué pasa conmigo, con él y con todo lo que hemos querido?

Hasta qué momento es justo luchar? Y si estoy luchando por una causa perdida. Por él, por una persona que no quiere verme luchar, y dice no querer verme sufrir.

Imposible. Imposible por incomprensión. Ahí está; diagnóstico y causa.

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