miércoles, 2 de junio de 2010

No pido mucho.

Cuando uno visita un lugar a los cinco años, probablemente no lo recuerde. Quizá, al volver a ese sitio sepa que ha estado ahí, e incluso en qué momento lo hizo. Pero no lo recuerda sin más, o sí?
Hoy he encontrado el cementerio. Sí, sé que no es algo que se cuenta así como así, pero es que es cierto. Llevaba unos días buscándolo, una pequeña promesa que me hice, pero no lo encontraba. Hoy he estado allí, ni siquiera he entrado, sólo lo he visto.
Lo recordaba, y antes de ir tenía en la cabeza la imagen exacta. No creo que uno olvide un cementerio, ni aunque haya ido a dejar flores a alguien que no conoció.
Según la mayoría de estudios sobre la psique humana, hay un momento exacto en la vida de las personas en las que toman conciencia de sí mismos, del mundo, y por supuesto, de la muerte. Quizá fue en ese momento cuando yo supe que aquello existía.

No intento sufrir, no es algo que me ocurra. Pasa por mi vida como algo que aceptar, y no me importa comenzar a acostumbrarme. Es simple nostalgia, y tristeza por todo lo que ese lugar puede significar para la mayoría de la gente que vive a mi alrededor.
Es lo que hay.

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