lunes, 21 de diciembre de 2015

Bookmark.

He abierto Historia de dos ciudades por el separa páginas. No recuerdo nada. No recuerdo cuándo fue la última vez que miré a Dickens tampoco. 
La carpeta de borradores se ha quedado vacía, también.
Los folios a medias, los cuadernos empezados, las fechas al principio de las páginas. 
No queda nada de eso. En el almacén tampoco, nada de ninguna talla. Y en ese color ya no lo fabrican siquiera.
He perdido hasta mi boli de escribir. 

Si no tienes tiempo para hacer lo que quieres hacer, ¿por qué es importante lo que tienes que hacer con ese tiempo? ¿Qué responsabilidad es más grande que la de dedicarte tu propio tiempo?

Me voy. 

Ya no me sale esto.

martes, 20 de octubre de 2015

Be kind to yourself

Tengo un sonido en la cabeza.
Tengo un ruido en la cabeza.
Hay una bomba en mi cabeza que se pasa el día explotando. Y el tic-tac constante y molesto es solo la mejor parte.

Había una Sara.
Y ahora estoy yo.
Y no me quiero conformar conmigo. Pero de alguna manera, tengo que convivir con esta yo, hasta que vuelva la otra. Y entretanto, intentar ser feliz con todo esto.
Es bastante insoportable, y no me sale.

Pero todos los días escribo en algún sitio eso. Be kind to yourself.
Es como tener un hermano tonto y una madre instigándote cada 15 minutos a que tengas paciencia con él, a que lo quieras.
Pero oye, es que es tonto. Es que no me sale.

lunes, 19 de octubre de 2015

Cool Girl

"Men always say that as the defining compliment, don’t they? She’s a cool girl. Being the Cool Girl means I am a hot, brilliant, funny woman who adores football, poker, dirty jokes, and burping, who plays video games, drinks cheap beer, loves threesomes and anal sex, and jams hot dogs and hamburgers into her mouth like she’s hosting the world’s biggest culinary gang bang while somehow maintaining a size 2, because Cool Girls are above all hot. Hot and understanding. Cool Girls never get angry; they only smile in a chagrined, loving manner and let their men do whatever they want. Go ahead, shit on me, I don’t mind, I’m the Cool Girl.
Men actually think this girl exists. Maybe they’re fooled because so many women are willing to pretend to be this girl.
For a long time Cool Girl offended me. I used to see men – friends, coworkers, strangers – giddy over these awful pretender women, and I’d want to sit these men down and calmly say: You are not dating a woman, you are dating a woman who has watched too many movies written by socially awkward men who’d like to believe that this kind of woman exists and might kiss them. I’d want to grab the poor guy by his lapels or messenger bag and say: The bitch doesn’t really love chili dogs that much – no one loves chili dogs that much! And the Cool Girls are even more pathetic: They’re not even pretending to be the woman they want to be, they’re pretending to be the woman a man wants them to be. [...]
I waited patiently - years - for the pendulum to swing the other way, for men to start reading Jane Austen, learn how to knit, pretend to love cosmos, organize scrapbook parties, and make out with each other while we leer. And then we'd say, Yeah, he's a Cool Guy.[..]

So it had to stop. Commiting to Nick, feeling safe with Nick, being happy with Nick, made me realize that there was a Real Amy in there, and she was so much better, more interesting and complicated and challenging, than Cool Amy. Nick wanted Cool Amy anyway. Can you imagine, finally showing your true self to your spouse, your soul mate, and having him not ike you?"

martes, 1 de septiembre de 2015

Una

Se puso mi abrigo verde durante solo 3 días, y el armario estuvo oliendo a ella durante 4 meses. Yo abría la puerta solo para acordarme de que iba a sobrevivir. De que todo iba a irme bien.
Cuando era pequeña me daba la bufanda o el jersey que había usado ese día para que pudiera dormir. Y yo me abrazaba al olor de mi madre y mi cama se transformaba en el mejor lugar del mundo.
No conozco a nadie que se pueda enfadar tanto y ser tan feliz en los mismos cinco minutos. Y me alegro, porque la forma en que mi madre es feliz llena la sala, y no habría sitio para dos así en el mundo. Cuando mi madre sonríe entiendes el optimismo.
Tiene las manos suaves y calentitas. Señala siempre con el dedo indice mientras el pulgar se le curva de forma imposible. Sé reconocer sus manos en cualquier sitio.
Me llenó el pelo de margaritas, y el vestido de gatitos.
Me llama coco. Coquito.
Se le pegan todos los acentos más feos. Se dejaba la leche en el rellano cuando hacía la compra, y se ha cortado mil veces cocinando. No me deja comer el fuet a bocados, aunque siempre que la ves por la cocina ella está picando algo. Podría dormir de pie, y lo hacía cuando esperaba conmigo en el médico. Me cierra la persiana por la mañana en verano. Y me pinta las uñas de los pies aunque no puedo dejarlos quietos.
Tiene en la mente cien compartimentos y puede hacer cien cosas a la vez. Y digan lo que digan, las hace siempre bien.
Lo sabe arreglar todo. Lo sabe cocinar todo. Lo sabe dibujar todo. Sabe hacer sonreír a cualquiera. Aunque no es capaz de recordar la letra entera de una sola canción.
Si está leyendo asentirá a cualquier cosa que digas aunque no se habrá enterado de nada. Yo siempre hablaba de gorilas azules que se habían colado por la ventana y ella ni levantaba la vista. Se le puede caer la casa encima si está leyendo y solo le molestará cuando los escombros le tapen las páginas. Todos los libros que he leído en mi vida se los debo a ella. Todas las palabras.
Y yo no sé escribir sobre mi madre con orden porque eso no tendría sentido. Es el mejor adulto del mundo y a la vez uno de los peores. Podría sobrevivir en una isla desierta y convertirla en un loft apañadito aunque si se comprase un loft parecería una isla desierta la mitad del tiempo.
Pero es sin duda miembro selecto de mis personas preferidas en el mundo.
Y siempre la echo de menos.

jueves, 13 de agosto de 2015

To be there

Estar ahí, tú sabes cómo.
Estar ahí, ahí, justo donde tú no estás.
Ese ahí que no es ningún sitio, ese sitio que es una postura de las intenciones, de las ganas, del sentimiento. Esa postura que se vuelve incómoda cuando (no) intentas ponerla en mi dirección.

Estar ahí es una acción constante. Es un lugar errante, siempre entre tú y yo. Y ahora lo compartimos con el silencio y bolas del desierto y mucho de nada.

Ahiahiahiahiahi. Dónde están.
Ahiahiahiahi. Mis amigos. (8)

LDN

Conozco una ciudad que son cien ciudades. Conozco un sitio mágico donde no hay verano y el agua está en el aire, en mi pelo, y en todas partes. Hay canales por los que el río se convierte en pasto y los barcos saben subir y bajar escaleras.
Hay mucha gente en traje que esconde su corbata para pedir a gusto un happy meal. Aunque también hay artistas con la agenda llena de obligaciones, porque el arte está en todas las calles. La brisa es protagonista en pleno agosto y crea huracanes en túneles bajo la autopista.
Se puede oler a Dickens en los puentes, y de lejos las historias de Jane Austen en los parques y los tablones de madera de las casa con más canas. Hay mercados solo de flores, té bueno, y té mejor, y té de todos los sabores, y comida de cualquier lugar. Los autobuses tienen vistas de terraza y en los taxis se puede jugar al mus. 
Pocas cosas hay tan tiernas como escuchar a niños hablar en otros idiomas, y pocos sitios hay con tantos idiomas que escuchar. Y bueno... ¿He hablado ya del té?

Conozco una ciudad que son cien ciudades, y todo el mundo es de allí, aunque nadie lo sea. 



If I can make it there, I'll make it anywhere... It's up to you. 

viernes, 3 de julio de 2015

Impresionablemente superficial y azucarada.

Cuando tengo un rimmel nuevo y un pintalabios naranja y me ha quedado el delineador IGUAL en los dos ojos, soy como una niña pequeña con sobredosis de azúcar. Soy como yo, con sobredosis de azúcar. O como yo allí donde hay cosas bonitas, sin más.
Hace algo más de un mes, tenía la maleta encima de la mesa para despedir una etapa que ya estaba pidiendo tierra. En 10 días, empiezo otra etapa igual de cargada pero sin saber si esta vez sobreviviré- Aunque por mal que me vaya, siempre tendré libros de tabla de salvación porque me han regalado un eeeeebook- hoy, que he llegado con la misma maleta al sitio del que ya no me quiero ir.
El rimmel ya no es tan nuevo pero el pintalabios sigue siendo igual de chulo, así que aquí me las den todas. O allí.

lunes, 20 de abril de 2015

Wondering

Amanece tan temprano que ninguno tiene tiempo de acordarse de ti.
La luz entra con fuerza antes de que sepan que es de día y no les queda más remedio que rendirse a la evidencia de que, otro día más, ha llegado el amanecer y nadie lo estaba esperando.
Con prisas se levantan, se visten y se mueven hacia otros lugares. Asustados, como si hubieran sido descubiertos haciendo algo que no debían. Corren por la habitación y la abandonan.
Yo no sé adónde van. He tratado de seguirlos casi cada día, cuando el sol también me asusta a mí, pero nunca los alcanzo. Vuelven cada noche, sin decir dónde han estado, sin preguntar cómo me ha ido. Vuelven a esta habitación, o a la que sea, como si nunca se hubieran marchado. Vuelven cada noche, y todo vuelve a empezar sin que nadie te haya pensado siquiera.
De vez en cuando, sin embargo, alguno se tropieza. Sucede en mis momentos favoritos, y los colecciono. Uno de esos sueños que se escapan cada mañana se topa con algo en su huida y apenas sale de la cama.
Se queda atrapado, entre tú y yo, y no le queda entonces otra salida que enfrentarnos. Se queda atrapado y me mira sin verme. Y te mira a ti, y te piensa, y se acuerda de que has estado ahí todo el tiempo. Sin fijarte en ellos, sin intentar seguirlos, atenta al preciso instante en que sale el sol.
Amanece muy temprano aquí, y llega siempre demasiado pronto el momento en el que cambiamos turnos en la realidad.

lunes, 16 de marzo de 2015

Groundhog day

Salir y entrar en la cama, con todo lo que no pasa entre medias.
No siento el aire en la cara mientras oigo el zumbido de la sangre bombeando en mis oídos, mi respiración y las zapatillas golpeando en el suelo. No hablo. No compro, no cruzo la acera, no cargo las bolsas.
No avanzo.
Salir de la cama con la luz del sol en unas ventanas demasiado grandes. Demasiado tarde. Hacer la cama, con la promesa de un gran día, un día diferente, en el que me ducho y visto para de nuevo, quedarme en la misma habitación. La comida, la cama, el escritorio. En la misma habitación con ventanas grandes y el sol en ellas.
Entrar en la cama, con el pijama puesto. Cada vez más tarde, y más triste, y más vieja.