lunes, 20 de febrero de 2017

Things we lost in the fire

Si ves que mi canción acaso no resulta, avísame y recojo la melancolía.

¿Te acordarás quizá de los chicles que hacían que desapareciera el verano?

Yo, que nunca he soportado la menta, el sabor del polo
atesoro, sobre todo
los chicles en los besos.
Chicles que picaban y me hacían respirar,
y contigo, también olvidar los 37º a la sombra.
Sentía el polo,
se iba el verano,
en el aire que estaba a tu alrededor.

¿Qué recordaré yo?
La cara.
No,
los ojos que me miraron en un vestido largo y el pelo suelto a pesar del calor,
y el silencio,
y los comentarios que no hiciste.
Todos y cada uno de ellos, brillándonos en los ojos.

Recordaré que no había fresas con chocolate,
pero sí libros de historia,
y feria del libro,
deshabitada desde entonces.

Recordaré la tranquilidad,
y las grietas que notaba a tu lado, por donde tu luz se filtraba
y yo no me quedaba
con
nada.

Recordaré que me gustabas y no podía quererte.
Pero sí te quise.
Tú con tu luz y yo sin darte
nada.
Yo, siendo un boceto
siendo mil piezas que nunca formarían el puzle que imaginabas.

Me quedo con ese invierno en julio,
y el camino que nunca me aprendí hasta tu casa.
Lo demás no sé dónde ha ido,
creo que ardió
con las piezas y el puzle y el cartón y el verano.

Y ya no hay pruebas,
ya no recuerdo la cara, ni los ojos
solo las palabras que no dijiste,
las que yo dije de más,
y la curiosidad que ya no siento.

*DISCLAIMER: esto no es un poema. A leer poemas, a otra parte.

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