Llevo meses muerta de miedo. Se esconde y aparece donde y cuando menos lo espero, y hace que pierda la cabeza. Tengo pánico, eso es lo que es. Porque el miedo es algo lógico y racional, uno teme aquello que puede pasar, pero que no le gustaría que pasase. Si temes es porque tienes algo que perder. El miedo es bueno, te mantiene alerta.
El pánico, sin embargo, es completamente ilógico e inútil. Sabemos que es irracional, y aun así tenemos pánico a animales pequeñitos e inofensivos, a mirar hacia abajo, al compromiso. Pero una araña no va a acabar con tu vida, porque mires al suelo desde un décimo piso no vas a caerte, y un acuerdo duradero no te ahogará. El pánico no te mantiene alerta, te hace perder las riendas.
Yo tengo pánico, sí, pero no a esa consecuencia lógica de intentarlo que es fracasar. Al fracaso se le teme, es perfectamente racional. Yo tiemblo ante la perspectiva del intento. Del éxito. Temo intentarlo, porque siento que sea como sea el resultado, no sentiré que realmente lo he intentado. Lo habré dejado a medias, me habré convertido en un intento tan chiquitito que no merece la pena hacerlo fracasar. Sencillamente pasará inadvertido, sin pena ni gloria, sin que nadie lo vea venir. Eso es para mí mucho más terrorífico que un fracaso.
El pánico, sin embargo, es completamente ilógico e inútil. Sabemos que es irracional, y aun así tenemos pánico a animales pequeñitos e inofensivos, a mirar hacia abajo, al compromiso. Pero una araña no va a acabar con tu vida, porque mires al suelo desde un décimo piso no vas a caerte, y un acuerdo duradero no te ahogará. El pánico no te mantiene alerta, te hace perder las riendas.
Yo tengo pánico, sí, pero no a esa consecuencia lógica de intentarlo que es fracasar. Al fracaso se le teme, es perfectamente racional. Yo tiemblo ante la perspectiva del intento. Del éxito. Temo intentarlo, porque siento que sea como sea el resultado, no sentiré que realmente lo he intentado. Lo habré dejado a medias, me habré convertido en un intento tan chiquitito que no merece la pena hacerlo fracasar. Sencillamente pasará inadvertido, sin pena ni gloria, sin que nadie lo vea venir. Eso es para mí mucho más terrorífico que un fracaso.
La cuestión es que existe una tercera variable, y es que tampoco puede uno ganar si no apuesta.
Así que es simple, cojo y me digo oye, pregúntate qué puedes hacer con el resto de tu tiempo. Cómo vas a llevar el resto de tu vida. Puedes quedarte paralizada mientras el pánico se come tus muchoncitos de muchedad, o seguir intentándolo como venías haciendo antes de llegar a la capital, y fracasando una y otra a vez, con algún éxito que se cuela a aquella que va la vencida. Piénsalo bien si eliges no intentarlo, no actuar. No vivir.
Ahora sí que sí, vuelve a plantearte cuál es la decisión racional.
No se ha encontrado todavía un enemigo peor que el que eres tú, para ti. (En cualquier caso, tiempo al tiempo. El gobierno se lo está currando para quitarte el puesto...)
I rather feel pain than nothing at all.
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