Si tú lo haces alguna vez, recuerda a la persona que era antes de que me cambiaras. Antes de quererte, o de creer que me querías. Recuerdame antes de quererme, si lo hiciste. O cuando supiste que lo hacías.
Si fueron muchos o pocos los segundos que pensé en ti, desde que no lo hago eso ya no importa. Mi percepción de la intensidad y el tiempo en que te quise son distintos ahora que ya no lo hago.
Deberías saber que no fue por ti que te quise. Fue por mí. Porque lo que fuera que te gustaba de mí coincidió con lo que sea que me gusta de mí. Mi curiosidad fue la principal causante de que al final, sí que fuera por ti.
Y de nuevo fui yo el motivo para dejar de quererte. Si tú lo hiciste primero, me alegro de que pudieras dejar que yo me diese cuenta después. Si acaso sin saberlo fue cosa mía, estabas haciendo desaparecer esas cosas que te gustaban de mí. Y tarde o temprano tú tampoco me querrías. Así que por esto último, acepto tus disculpas, y fue un placer librarte del error.
Me alegro de no haberte conocido lo suficiente, y de que no sepas cómo te quería, si acaso alguna vez sospechaste que lo hacía. Ojalá te hubieras convertido en otra persona cuando dejé de quererte, y yo no tuviera la certeza de que sigues existiendo pero ya no estás siendo quien tiene una hueco reservado en mí. Porque es incómodo pensar que un pedacito de mi corazón es de un extraño. Es como caminar con las pantuflas de otro en tu sala de estar.
A todos los chicos que quise, sabed que ya no lo hago. Pero hay un momento en el tiempo en el que siempre lo haré, aunque prometo que no es a propósito.