No creo que deba retener todos los borradores sin publicar que hay en este blog, en mi cabeza, y todas esas cosas que no quedan en ningún sitio y termino por olvidar. No está bien, porque ahora han dejado de tener sentido. Acabo de encontrar un par de apuntes de los que soy incapaz de recordar lo que pensaba, y no es justo, porque son únicos. Y ahora, inválidos.
Este no es necesario para nadie, pero quiero que en mi vida nada me importe sobre quién o qué va a leer lo que escribo. Al menos, no cuando lo haga por placer, porque empieza a ser enfermizo. Me veo a mí misma midiendo de vez en cuando mis palabras en el diario, por si alguien algún día lo encuentra. Y en realidad, me da igual. Si alguien va a encontrarse con mis pensamientos, que los encuentre de verdad, debería, como poco, ser sincera conmigo misma.
Y bien, este es mi comentario-reflexión sobre lo que sé. Útil o no, he visto un documental increíble, sobre todo porque lo emitían en "la dos" (y no había criaturas marinas o depredadores en el desierto, guau) Un grupo de autistas y discapacitados mentales salen de sí mismos en la medida que pueden pintando, construyendo... creando arte en la descripción más perfecta de arte, la de Oscar Wilde: toda forma de arte es verdaderamente inútil. (Sí, esto es arte)
Uno de ellos tenía un rotulador con el que había hecho un garabato encima de otro tantas veces que se había dejado de ver el garabato para pasar a ser una gran mancha. Aun así, seguía pintando sobre ella, con delicadeza. Por supuesto, no se veía nada de lo que pintaba, pero a él le servía, de manera que su arte era en realidad, para él. Puede que pintando saliera de sí mismo, porque los demás podían ver qué pasaba por su cabeza o cómo lo hacía, pero en realidad, salía de sí mismo para seguir siendo a quien servía.
Me parece increíble, y puede que me lo tome como ejemplo. Pintaba, y los demás le entendían mirándolo, pero no pintaba para que le entendieran. Si es lo que buscara, no pintaría con negro sobre una mancha negra figuras que sólo él conoce mientras las pinta. Quizá cuando vuelva a ver su cuadro un surco más fuerte le recuerde qué era, mientras que los demás no verán nada. Todo ese arte es para él.
Todo este, para mí. Me da igual que nadie en el mundo crea que es arte, no me importa. Sé que no soy pretenciosa y no necesito una buena crítica de lo que escribo (de esto, quiero decir. En cuanto a todo lo demás.. es lógico, no?)
No creo que sea necesario nadie. Sin embargo, es frutstrante que esto no pueda aplicarlo a todos los aspectos de mis relaciones. No es justo, pero últimamente me veo a mí misma regando relaciones sin ningún sentido, y odio ser la única. Me hace sentir pequeñita, pero... Ni importa. He borrado todo lo que dije, y ahora, viéndome ante el teclado, creo que puedo llegar a sonreír con suficiente peso sobre el suelo. Con suficiente suficiencia.
Puede que no sea verdad y acabe temblando, puede que no tenga de qué sentirme orgullosa, pero hoy me siento artista, y no necesito para nada la realidad. Es una maravilla, mi mundo. Todos ellos.