miércoles, 9 de abril de 2008

Soy un pez en una jaula..

..lo que quiero y lo que no, soy todo lo que me pasa, tú me ves... yo no.





Y es que estoy algo orgullosa de parte de la persona en la que me he convertido, pero sólo de una parte, y sólo algo. Aguanto, ya van tres días de agua, cae como siempre, para abajo, y nunca uno acaba de acostumbrarse. No son nada buenos los días de lluvía. Completamente contrarios a una tarde de verano con amigos... Completamente enemistados con la juerga en todo su esplendor.
Lo máximo a lo que aspiran los días lluviosos es a un buen rato con una película... un juego de mesa...
Pues eso, nada buenos los días estos. Parece que el techo vaya a caerse encima, agua y más agua. Y lo fácil que es imaginarse lágrimas. Quizá sea la incapacidad de desmadre la que hace tan malos estos días, porque aunque no hubiese anteriormente planes de pasarlo bien, nada lo prohibía. Y vale, que no es por la lluvia, que si uno quiere, llueva o no, hay fiesta.
He aprendido a no esperar diversión de ningún día, eso tampoco es bueno. No es sano despertarse pensando que no quieres pensar que será un buen día.
La persona que era hace unos meses se habría reído descaradamente de mis días buenos, divertidos. Y no sé como explicarlo de forma clara sin caerme, soy algo débil, es algo que me ha costado comprender, soy capaz de hundirme con mis propios pensamientos, retorciéndolos.
¿Qué más da si no viviré más excursiones de las buenas, si tampoco nadie siente la urgencia de saber que tal ha ido, como me pasa a mi? ¿Qué importa si no habrá viaje de fin de curso para mi, o si no podré presentar algún proyecto de ciencia o algo por el estilo en el Ifema? Total, son pequeñas cosas, pequeños sueños que siempre tuve, por los que nadie se hunde ¿no?
No, no da lo mismo. A mi, no me da igual. Pero si después de siete meses no soy capaz de sobrellevar sin nada de añoranza, angustia o similar todo esto, simplemente no merece la pena que vaya con mis penas a nadie. Porque ¿para qué?
Sé que no me sirve, que es un alivio temporal y pequeñito.
Supongo que aún mantenía mi esperanza, algo pasaría y todo quedaría como un año fuera, volvería a recuperar mi vida, mi barrio, lo que veía por mi ventana, mi habitación, las comidas de los miércoles con mi abuela... Quizá ese es el hecho que duele de ver cajas, que mi vida se va de ahí, lo que quiere decir, que no volverá. Que deje de soñar, que no va a pasar. Que me quedan años aquí, y para ser sincera, da igual cuatro que cinco, porque ya está todo perdido, y el 4ºD no volverá a ser mi casa, ni aquella ventana con la rosa, ni mi habitación. Ya no.
Debo desechar mi ilusión por entrar a un instituto que no es, ni será nunca el mío. Ha desaparecido, y ya está. Sin darme tiempo a encontrar algo aparte, o quizá tuve tiempo y seguí aferrada a mi esperanza, y me negué a aceptar algo nuevo.
Así que sí, estoy total y completamente perdida. Y lo peor, es que hace tiempo que lo sé. Pero hoy me he despertado y esperaba ver una pared azul con el calendario de Piratas del Caribe, esperaba un suelo de madera, no sé por qué hoy, pero ha sido doloroso no encontrar mi habitación, ni mis recuerdos. Tenía muchos, de verdad me gustaban, y temo que no quede nada que me los recuerde.

Se ha acabado. Solo espero que acabe entrándome en la cabecita.



..Me había convertido en adicta al sonido de mi propia ilusión..


No hay comentarios: